La compra de un sofá es una inversión que hacemos para un plazo de unos quince años, vida útil de esta pieza. En Invierte en tu descanso os queremos dar consejos para sacar el máximo beneficio de esta inversión y conseguir que dure más tiempo. Muchas personas se preguntan cómo limpiar un sofá de tela, pues quiero que me dure más y… nos disponemos a contarte lo que les respondemos.
A la hora de comprar un sofá no sólo debemos mirar su comodidad, también es importante tener en cuenta su durabilidad. Un sofá de tela es una buena opción, ya que si seguimos unas sencillas directrices de mantenimiento y limpieza, la inversión realizada será para un plazo mayor.
A la hora de comprar un sofá de tela, es importante que éste sea de fácil limpieza nos evitará gastos de tiempo y tintorería, sobre todo en los hogares que hay niños, mascotas que suelen ensuciar más. En este caso los sofás desenfundables y lavables en lavadora son una muy buena elección. Será conveniente volver las fundas del revés, de forma que cremalleras y/o velcros no puedan dañar la cara buena de la tapicería durante el lavado. Os aconsejamos que, antes de comprar, os aseguréis que son telas resistentes al desgaste y no hagan mucho pilling o bolitas.
Para limpiar un sofá de tela o cualquier otro tipo de tapicería es necesario tener en cuenta las indicaciones que da el fabricante, distribuidor sobre cómo hay que mantenerlo y limpiarlo. Ellos son los expertos y saben mejor que nadie qué productos podemos aplicar y cómo hacerlo para que la tapicería del sofá no sufra ningún desperfecto. El primer paso es conocer la composición del tejido, con el fin de saber qué tipo de tratamiento de limpieza es el adecuado. Las microfibras repelen la suciedad y no precisan muchos cuidados para mantenerlas limpias, se pueden lavar en la lavadora, con agua tibia. No deben secarse al sol ni con máquinas. Las de algodón hay que limpiarlas en la tintorería y, si no son desenfundables, habrá que limpiarlas en seco.
Para un buen mantenimiento diario, es importante batir los cojines del sofá, tanto del respaldo como de los asientos, de este modo, evitamos que el polvo y la suciedad se acumule y que los acolchados o rellenos se apelmacen. En caso de que tengamos mascotas, es muy útil para eliminar los pelos de la tapicería el uso de cepillos de goma, guantes de látex, rollos adhesivos. Además de realizar la limpieza diaria, es importante que situemos el sofá en un lugar sobre el que no incida directamente la luz del sol, ésta puede decolorar la pieza y desgastar la tela.
Ocasionalmente se puede usar la aspiradora, pero de forma muy suave. Es conveniente usar el utensilio de aspirar más suave que está especialmente indicado para tapicerías, y no conviene frotar ni presionar, ya que al hacerlo podemos extraer las fibras de la tapicería y la tela se desgasta.
En caso de que el sofá se manche, lo mejor es actuar lo más rápidamente posible sobre la mancha. Podemos limpiarla con un trapo ligeramente humedecido en agua, si no logramos quitarla, podemos diluir en agua un poco de detergente neutro y limpiar la superficie. Nunca usar productos químicos de limpieza, pueden dañar la tapicería. Os recomendamos antes de utilizar cualquier producto de limpieza que hagáis una prueba de limpieza en una zona no visible del sofá. Si la mancha es de tipo grasiento, es necesario absorberla con papel de cocina o un trapo suave antes de proceder a limpiarla. De este modo evitaremos en la medida de lo posible que la grasa penetre en el tejido. Si se derrama líquido sobre el sofá, también debemos proceder de este modo. Hay que absorberlo para que no traspase la tela.
Si la tapicería de nuestro sofá es especialmente delicada, la mancha es difícil o no estamos realmente seguros de cómo tratarla, lo mejor es recurrir a profesionales expertos en la limpieza de tapicerías, a la tienda en la que la compramos para así indagar sobre qué es lo que dice el fabricante de la tela, que en ningún caso es el mismo que el que fabrica el sofá: los fabricantes de sofás compran a fabricantes de textil las tapicerías. Si no sabemos cómo actuar, no hacerlo puede ser más costoso que acudir a un profesional.